domingo, 13 de noviembre de 2016

QUE DIOS NOS PERDONE (Rodrigo Sorogoyen, 2016)

"Desde el lado oscuro.."


Verano de 2011, en plena crisis de identidad y económica, con el movimiento del 15 M tomando las calles, Madrid, la capital de España, se prepara para recibir la visita del Papa durante la Jornada Mundial de la Juventud. Es el escenario donde sitúa Rodrigo Sorogoyen su segundo largometraje, un asfixiante e inquietante thriller.

Una pareja de inspectores de policía antitética (Antonio de la Torre y Roberto Álamo), tanto en lo profesional como lo personal, debe resolver unos estremecedores asesinatos de ancianas, aparentemente cometidos por la misma persona, antes de que la noticia trascienda a la prensa.




El joven director nos ofrece una desgarrada y amenazadora  visión de un Madrid azotado por la crisis que trata, aunque con poco éxito, de mantener limpio y pulcro el comportamiento de sus ciudadanos ante la inminente llegada de su santidad. El impactante contraste entre estas dos realidades es uno de los grandes aciertos de la historia.




El cuidado y meticuloso guión trata de manera eficaz la perversión a la que puede llegar el ser humano, entrelazando miserias humanas, parafílias sexuales, fervor religioso… en medio de las cuales los personajes no son más que piezas rotas difíciles de encajar en el complejo puzle que enmarca un Madrid crepuscular.




Impecable es el trabajo de todo el elenco actoral, destacando el duelo interpretativo mantenido por De la torre y Álamo, una pareja policial con más sombras que luces obligada a trabajar codo con codo: uno, ordenado y milimétrico, carente de emociones y retraído por su tartamudez; otro, salvaje, impulsivo, incontenible, que arrasa con todo incluso consigo mismo.




Una desasosegante y angustiosa película que muestra una violencia hiperrealista (tanto, que quizá puede herir al público más sensible) y evidencia el saludable estado de forma en que se mantiene nuestro cine patrio. 

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